Kung Fu Panda 4, la cuarta entrega de la popular franquicia de animación de Dreamworks, llega a las salas de cine españolas el próximo 8 de marzo de 2024 de la mano de Universal.
Hemos podido ver Kung Fu Panda 4 con antelación y traeros nuestras impresiones gracias a los amigos de Kinépolis, quienes nos invitaron a la premiere de la película en la celebración de su 25 aniversario en sus impresionantes salas en Ciudad de la Imagen.
La película está dirigida por Mike Mitchell y cuenta con los actores de voz Jack Black, Dustin Hoffman, James Hong, Bryan Cranston e Ian McShane retomando sus papeles de las películas anteriores o con Awkwafina, Viola Davis y Ke Huy Quan, que ahora se unen al elenco.
Sinopsis de Kung Fu Panda 4
Po, el valiente Guerrero Dragón, enfrenta un nuevo desafío al ser nominado para convertirse en líder espiritual del Valle de la Paz, a pesar de su falta de experiencia en liderazgo. Mientras tanto, debe encontrar y entrenar a un nuevo Guerrero Dragón para sucederlo. Sin embargo, su tranquilidad se ve amenazada por la malvada hechicera Camaleón, quien busca el poder del Báculo de la Sabiduría de Po para liberar a los villanos derrotados por él en el pasado. Con la ayuda de la astuta ladrona Zhen, Po se embarca en una misión para proteger su hogar de las garras de Camaleón, descubriendo que los héroes pueden surgir de los lugares más inesperados.
Crítica de Kung Fu Panda 4
Kung Fu Panda 4 es una secuela tardía que llega 8 años después del estreno de la anterior entrega de la saga (Kung Fu Panda 3, 2016). A pesar de que la franquicia logró acumular cerca de dos mil millones de dólares de recaudación en la taquilla global, a estas alturas nadie pedía – ni mucho menos necesitaba – una continuación de las aventuras de Po. Ahora, siendo ya algo tan inevitable como Thanos, me enfrento a su llegada, procurando mantenerme firme para que la onda expansiva de la nostalgia (completamente impostada, por otro lado) no me sacuda.
Detrás de una impecable máscara forjada a base de un arduo y loable trabajo técnico – en lo que a animación, doblaje y otros apartados artísticos se refiere -, se encuentra una infantil comedia de aventuras que se limita a cumplir una función tan básica como importante: la de ser un producto de entretenimiento. Para alcanzar ese objetivo, durante aproximadamente noventa minutos de metraje observamos a un panda gordinflón experto en artes marciales envolverse en enredos, devorar comida, propinar puñetazos y patadas y participar en numerosos gags (algunos de ellos divertidos, otros no tanto).
Ausencia de voz propia
Todas estas distracciones y fuegos artificiales están ahí exclusivamente para lograr el objetivo propuesto (el mencionado anteriormente: que la película pueda llegar a ser un pasatiempo válido). Tristemente, por mucho que esa sea su única preocupación, el que no se alcance a entrever ni un sólo indicio de que la cinta tenga voz propia, la convierte en un trago agridulce. Si, se mantiene en pie, pero lo hace por inercia, sin alma ni corazón.
La película se sirve de las dinámicas de las entregas previas, siendo excesivamente continuista, monótona y redundante a todos los niveles. Se esfuerza por marcar la casilla de cada uno de los tics habituales del género, exhibe una clara falta de personalidad y no propone ninguna temática o idea suficientemente estimulantes como para agarrarse a ellas. Entonces, ¿es funcional?, la respuesta es si, pero, ¿a qué precio? Al caro precio de verse reducida a un blockbuster mediocre dirigido únicamente a un ingenuo e impresionable target, el público infantil.
Conclusión
Kung Fu Panda 4 deja mucho que desear. Es un titular feo y categórico, pero tan contundente como deseado por parte de DreamWorks. Ya no tanto por la baja calidad de la cinta o por sus deficiencias, que no son especialmente llamativas ni flagrantes, si no por la cobardía con la que han abordado la creación de la misma. El resultado final, tan anodino como estéticamente intachable, parece confeccionado por una cadena de montaje robótica y artificial, muy alejada de cualquier creación humana que irradie vida y pasión. Los impresionantes modelados 3D y las acrobacias coreografiadas con ordenador ni convencen, ni enamoran. Pasan sin pena ni gloria.